No dejes de mover esa mano que hace sonar esa guitarra.
No dejes de cantar ese tema digno de ser entonado por un gitano.
No dejes de mirarme a los ojos.
Que gracias a la magia de la música que esta noche me embriaga, por unos instantes consigo olvidar lo que sentí por ella.
enero 13, 2009 a las 6:48 pm |
escribes muy bonito….te seguiré leyendo, un gusto conocerte.